«No entiendo por qué tengo atracones» es una frase que escuchamos muchas veces en consulta.
En este artículo queremos explicaros en qué consiste un atracón y cuáles son las tres causas más frecuentes por las que se dan.
Si después de leerlo crees que estás pasando por esto no dudes en contactar con nosotros.
¿Qué es un atracón?
Muchas veces, al comer una comida categorizada como «prohibida» o «mala» en mayor cantidad que no sea la establecida como «ración de consumo habitual«, automáticamente pensamos que hemos tenido un atracón. Pero no es así de simple.
Un atracón consiste en ingerir gran cantidad de comida (más de lo necesario para saciar el hambre) en un corto período de tiempo.
Además, esta ingesta va acompañada de sensación de pérdida de control (como no poder parar de comer) (1).
¿Cuáles son las causas más frecuentes?
Puede haber numerosas causas que desencadenen en un atracón. En este artículo nos centraremos en tres muy frecuentes:
- Restricción física.
- Restricción mental.
- Falta de herramientas para la gestión de emociones.
Restricción física.
De manera sencilla, la restricción física sería la prohibición de ciertos alimentos por diversos motivos (densidad energética de estos, miedo a engordar, categorización por buenos/malos…)
Al restringir comidas por motivos como estos, sin darnos cuenta aumenta el deseo por consumirlos y, por ende, la ansiedad por estos alimentos.
Cuando llegue el momento en el que nos «permitimos» consumir estas comidas es muy probable que sintamos esa sensación de pérdida de control o que aprovechemos el momento para comer en gran cantidad porque hasta dentro de mucho no nos lo vamos a volver a permitir.

Restricción mental.
En este caso nos permitimos consumir las comidas que están «prohibidas» o que son «de consumo ocasional«.
El problema aparece cuando, mientras estamos consumiendo estos alimentos, nuestras emociones o pensamientos son negativos hacia nosotros mismos o hacia esos alimentos.
De la misma manera que la restricción física, al asumir que después de este episodio nos vamos a volver a privar de lo que estamos comiendo en ese momento aprovechamos para comer lo máximo posible y no quedarnos con ganas de más.

Falta de herramientas para la gestión de emociones.
Cuando no sabemos gestionar nuestras emociones la comida es un recurso muy común para intentar encontrar bienestar de manera rápida (aunque sepamos que tras el atracón nos vamos a sentir peor).
Por tanto, se podría decir que la comida en este caso se utiliza como «parche» para evitar sentir lo que estamos sintiendo (2).

Los atracones no son algo a lo que haya que acostumbrarse. Pueden tener consecuencias negativas para la salud física y para la salud mental (problemas digestivos, TCA, sentimientos negativos hacia uno mismo…)
Por eso es importante que, si al leer este artículo crees que estás pasando por esto, no dudes en buscar ayuda profesional. Lo ideal en estos casos es el trabajo interdisciplinar con al menos un psicólogo y un nutricionista.
No estás destinado a vivir con esto siempre. No dudes en buscar ayuda de los profesionales correctos que no te juzguen ni te saquen a relucir la fuerza de voluntad y entiendan por lo que estás pasando.
Escrito por Paloma.